Esta receta comenzaremos a elaborarla desde la noche anterior, ya que debemos dejar en remojo los garbanzos crudos en abundante agua con 1 cucharada de bicarbonato.
Al día siguiente, escurrimos y enjuagamos los garbanzos y los vertemos en una batidora/trituradora junto con todos los ingredientes. Trituramos hasta obtener una mezcla similar a una masa (puedes ver en el vídeo la consistencia de la masa).
Esta mezcla, la vaciamos en una fuente de cristal o de plástico y la llevamos al congelador durante unos 30 minutos para que adquiera consistencia y sea más fácil de manipular.
Mientras tanto, preparamos la salsa triturando todos los ingredientes y una vez lista, la refrigeramos para que espese.
Transcurrido el tiempo, la sacamos y comenzamos a darle forma a los falafels, yo prefiero hacerlos pequeños y no muy gruesos para que se cocinen mejor.
Tip: aprovecha a hacer bastante cantidad para congelar y así siempre tendrás a la mano.
Una vez listos, los freímos con aceite de oliva extra virgen caliente, coloca suficiente cantidad, si colocas muy poco y no está suficientemente caliente, los falafels absorberán más aceite del que deberían.
Los cocinaremos a fuego medio hasta que estén dorados y serviremos con la salsa. Es más sencillo de lo que parece y ¡vale 100% la pena!
Aquí te dejo el vídeo ¡para que se te haga más fácil aún!
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